11 de febrero de 2010

Leches Vegetales

Leches vegetales

Las leches vegetales se obtienen a partir de semillas y agua; son mucho más sanas desde todo punto de vista, tanto para adultos como para niños (desde los 6 meses si toleran bien los cereales, 1 año para las leches de frutos secos).
La forma de denominarlas correctamente es “jugos vegetales”, pero se han popularizado como “leches vegetales” por su aspecto similar a las leches conocidas. Tienen un limitado tiempo de conservación, por lo que es indispensable realizarlas en forma casera. Se pueden conservar 48 hs en la heladera, aunque lo ideal es consumirlas en el día.
En general son todas muy digestivas, contienen casi todos los nutrientes del cereal o la semilla de origen: proteínas, lípidos, hidratos de carbono, minerales y vitaminas (las que no se cocinan).
Pueden usarse como bebida: solas, endulzándolas con miel o azúcar integral (le modifica su color), y/o saborizándolas con canela, vainilla, jengibre, cardamomo, cacao amargo, harina de algarroba.
Se pueden agregar a infusiones de hierbas, a licuados y jugos de frutas para enriquecerlos (manzana, uva, frutillas, durazno...), con licuados de verduras (zanahoria, remolacha, apio, tomate, espinaca…). Ideales para realizar cremas de vegetales, enriquecer salsas, mousse, mayonesas de vegetales…
Si se utilizan en preparaciones saladas, se pueden enriquecer con aceites de 1° presión en frío: oliva, lino, girasol (los dos últimos, agregarlos cuando finalizó la cocción, el calor los destruye y vuelve tóxicos, no volverlos a calentar).
El residuo de la elaboración de estas leches (“lo que queda” después de extraerles el líquido) se puede utilizar en todo tipo de preparaciones: rellenos, masas, budines, soufflé, tortillas.



Leche de almendras:

Es alcalina (debido a los minerales alcalinos de la almendra: calcio y fósforo), por lo que favorece la salud de los huesos y dientes. Muy digestiva, ideal para el sistema nervioso, no produce fermentaciones. Contiene sobre todo vitaminas y ácidos grasos poliinsaturados. Favorece la secreción láctea en las mamás que amamantan. Muy indicada para las personas que están pasando por un período de convalecencia. Ideal para combinarla con frutas frescas y desecadas (deshidratadas).
Se prepara dejando en remojo 12 hs, 15 almendras en ½ litro de agua; luego licuar o procesar todo, filtrar con malla fina.




Leche de avena:

Es una de las más aceptadas por los niños por su sabor agradable, aún sin el agregado de azúcar. Protege las células intestinales de las irritaciones. Como la avena, es sedante y relajante del sistema nervioso por su contenido en vitamina B (no sobre-cocinarla para no destruirla). También se utiliza sobre la piel como emoliente (ablanda), en enfermedades eruptivas de los niños, reacciones alérgicas, eczemas.
Un toque de canela le da un sabor algo dulce y muy original. El agregado de una cucharada de algarroba la convierte en “chocolatada”.
Se prepara con ½ taza de avena arrollada y 1 litro de agua. Mezclar y llevar al fuego fuerte hasta que hierva, bajar el fuego a mínimo y cocinar por 3 minutos. Apagar el fuego y dejar reposar 10 minutos. Licuar la preparación y filtrar.




Leche de arroz:

Como no contiene gluten, es antialérgica y calmante, de sabor suave y agradable, muy digerible. Recomendable para gastritis, úlceras, digestiones lentas. En las embarazadas un vaso de esta leche fría ayuda a controlar las náuseas. Aporta buena cantidad de magnesio, muy importante para los huesos; potasio y muy poco sodio (recomendable para hipertensos).
Se prepara con 1 taza de arroz integral en 10 tazas de agua. Se cocina a fuego muy lento 2 horas con la cacerola tapada. Luego se filtra y se le puede agregar sal marina o endulzar.
Agregándole semillas de sésamo recién molidas la enriquecemos en calcio. Se puede saborizar con ralladura de limón o naranja (orgánicas), y unas hojitas de menta.






Leche de cebada:

Tiene un buen poder alcalinizante, aporta buena cantidad de aminoácidos esenciales, sobre todo: triptofano, precursor de la serotonina, un neurotransmisor que regula el sueño y el estado de ánimo.
Muy rica en vitaminas del grupo B y proporciona una variada gama de minerales.
Se prepara igual que la leche de arroz. Conviene remojarla 6 a 8 hs.
Queda muy rica si se saboriza con una cucharada de coco rallado. Si en los últimos momentos de la cocción se le agrega una cucharada de tilo y una de melisa, es una leche inductora del sueño.




Leche de lino:

Muy nutritiva, aporta ácidos grasos esenciales, sobre todo los omega 3. Regulariza el tránsito intestinal, ideal en la constipación o en las diarreas ya que sus mucílagos protegen la mucosa intestinal; también es un alimento ideal para la flora bacteriana intestinal.
Se prepara con 1 taza de semillas de lino y 1 litro de agua. Se muelen las semillas y luego se licuan con el agua. Se dejan reposar 3 hs y luego se filtra. NO se cocina!.






Leche de sésamo:

Excelente aporte de calcio, ácidos grasos esenciales y vitamina E.
Se prepara igual a la leche de lino.





Leche de quinoa:

Es muy alcalina y muy nutritiva, no es alérgica.
Se prepara con ½ taza de quinoa y ½ litro de agua. Dejar en remojo la quinoa 1 hora, luego cocinarla durante 3 minutos. Dejar descansar 5 minutos. Filtrar.



1 comentario:

  1. también tenéis la de avellana y almendra, la de maíz, la de mijo....
    Os dejo este enlace por si os puede ser de utilidad.
    Saludos.

    http://sinmis4.blogspot.com/2011/01/leches-vegetales-llets-vegetals.html

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